Los primeros días me sentí así: perdida.
Quizás por la barrera idiomática, por el tipo de ciudad, por estar en otro país o tan sólo por encontrarme fuera de casa.
San Pablo es una ciudad inmensa, apabullante y misteriosa. Como dicen acá, es la ciudad que no pueda parar.
No voy a mentir, digerirla cuesta y mucho. Pero día tras día, caminata tras caminata y capa tras capa se deja conocer con sus particularidades que mezclan la belleza salvaje de la Amazonia con el feroz ruido y movimiento de una megalópolis. Por suerte, ya a mitad de camino, me encuentra de otra manera: conociéndola y aprendiendo de ella.
4 comentarios:
Hola, Romi...muy buenas las curiosidades de la ciudad que estás mostrándole al mundo y excelentes las fotos, como siempre!!!...Por muchos más viajes juntos y nuevas aventuras!!!...Besos y seguí con el blog que está buenísimo (o muito legal!!!) Damián
Jajaja... gracias por la buena onda, amor!!! Más vale que tendremos muchos más viajes y aventuras juntos.
Muackkk
Muy bueno Romi! Besos! Veri
Gracias Veri!!! Besoss
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