El ícono indiscutido de San Pablo es la Avenida Paulista. Son algo más de veinte cuadras de oficinas, bancos, financieras, galerías comerciales, un parque amazónico, un museo de arte y cientos de edificios.
En la Paulista te vibra el corazón de ver una ciudad en movimiento con gente que va y viene, camina rápido o se pierde en un barcito con una cerveza en la mano. Por la avenida podes ver decenas de parejas de todos los tipos que transitan de la mano pavoneando lo que realmente se llama el orgullo gay.
En sí la Paulista es un espectáculo aparte, donde convive el lujo de los helicópteros, con el frenesí de los empleados, pero también la marginalidad de los vagabundos que nadie mira y la presencia de los crackeros que siempre llaman la atención tratándose de pelear con algún transeúnte porque sí.
Sin lugar a dudas, cuando ya cae la tarde, uno de nuestros paseos predilectos es recorrerla diariamente de punta a punta, disfrutando cada nuevo detalle que tiene para ofrecer.
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