28.11.13

Pequeñas grandes victorias

Existen diversas maneras de aprender un idioma nuevo. En este viaje por San Pablo, como no hablaba más de cinco palabras, decidí que esta vez iba a aprender despacio, sin demasiadas guías, obligada por cada necesidad. Así, en cada nueva interacción surgían preguntan, pedidos de explicaciones, visitas a los diccionarios en papel y búsquedas insistentes en el WordReference.com.

Salvo en las conversaciones con mi pareja, todo lo que escuchamos, leemos o miramos está en portugués. Después de cuatro meses, puedo decir que no existe mejor ejercicio que ese. Si bien mis producciones de portugués siguen siendo pobres, entender lo que otro te quiere decir, se convierte en una victoria invaluable.
 
Al prender el televisor, programa tras programa, fui entendiendo ese idioma desconocido pero que de a poco iba desmenuzando y comprendiendo. Como se ve en la foto, al leer revistas, diarios y folletos fue conociendo más sobre el país, la cultura, las preocupaciones y las singularidades de este pueblo.

Cada interpretación implicó un desafío y un poner en acción. Algo que entendí es que con resistencia no se aprende. Sólo cuando te dejas llevar por el idioma, aprendés y hasta soñás en ese idioma.

Bastante bien para esta argentina que siempre se resistió al portugués y que ahora devora todo lo que le llega a las manos o se le planta ante los ojos.

Agora eu posso dizer que falo um pouco do português, ainda me custa, mas eu entendo muito mais. Bom día, gente.


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